Técnicas de relajación para niños
Cada día nos enfrentamos con mayor frecuencia a situaciones nuevas e inciertas que nos pueden generar mucha ansiedad. Frente a esto las técnicas de relajación permiten calmar esta ansiedad y mejorar la forma en la que se enfrenta la vida.
Técnicas de relajación para niños de 3 a 7 años.
En esta etapa los niños ya no son bebés y lo demostrarán constantemente exigiendo su independencia con frases como “yo solito” o “ya estoy grande”. Este es un excelente momento para empezar a trabajar la relajación guiada por algún adulto.
Se puede aplicar a cualquier hora del día, como recomendación puede ser justo antes de dormir, cuando ya se haya lavado los dientes y puesto pijama. Incluso se puede aprovechar el cuento de buenas noches para introducir instrucciones de relajación e imaginación guiada, así el niño dormirá más relajado.
¿Cómo aplicarlas? El ambiente debe ser relajante, tranquilo, con una temperatura adecuada y una luz tenue.
La idea es jugar con su imaginación a la vez que trabaja su cuerpo. Se incluyen elementos imaginativos y sencillos que el niño tenga identificados y que pueda imitar movimientos con su propio cuerpo. Se recomienda que esté con los ojos cerrados y que los movimientos sean lentos y calmados (si no lo estaríamos activando). Algunos ejemplos:
- Tortuga. nos permite trabajar con movimientos lentos de brazos y manos. Le podemos explicar un cuento cuyo protagonista sea una tortuga que pasea por un bosque y cuando se encuentra con una amenaza tiene que meter la cabeza en el caparazón. De esta manera estaremos enseñándole a ejercitar la tensión muscular en cuello y hombros para, después, relajarlos y volver a caminar tranquilamente.
- Globo: podemos explicarle que es un pequeño globo que alguien empieza a inflar poco a poco. A medida que se va inflando sus brazos y sus piernas tienen que hacerse grandes, grandes mientras respira lentamente. Y cuando esté inflado del todo se va desinflando poco a poco. *También puede empezar a trabajarse el control de la respiración.
- Hormiga. Tiene que hacerse pequeño, muy pequeños y mover brazos y piernas como si fuera una pequeña hormiga. En ese movimiento estaremos provocando una tensión muscular que debemos relajar pidiéndole que poco a poco se vaya convirtiendo en otro animal o dejando de ser una hormiga, para notar la relajación en los músculos.
Con estas técnicas conseguiremos que el niño reconozca las sensaciones de tensión y relajación de su cuerpo, así como ayudarlo a poderse relajar en momentos de tensión y antes de ir a dormir.
Técnicas de relajación para niños mayores (7 a 12 años)
En esta etapa del desarrollo infantil el niño ya no quiere ser niño, por lo que podemos empezar a trabajar técnicas de relajación que pueda ir practicando de forma autónoma. Es importante que sea capaz de distinguir su estado de relajación y su estado de excitación, para así poder auto aplicarse estas técnicas cuando note que está tenso o estresado.
Explicarle al niño con palabras claras y referirse a estas técnicas de relajación por su nombre, le ayuda al niño a saber que estas técnicas le sirven para relajarse en cualquier momento.
¿Cómo aplicarlas? Debe ser un entorno tranquilo, sin ruidos, ni distracciones y con una temperatura agradable. Se puede hacer en cualquier momento en que el niño este más o menos tranquilo, si intentamos hacerlo cuando está muy nervioso no dará resultados y puede generar frustración.
En este caso se irá trabajando la diferenciación entre la tensión y la relajación en las distintas partes del cuerpo, así como en el control de la respiración.
Pídele que cierre los ojos y que se imagine en un lugar agradable. Déjale unos segundos para que lo imagine. Si él/ella quiere puedes pedirle que lo describa para que la imagen sea más real en su cerebro.
Ahora es el momento de empezar a focalizarse en sus sensaciones con frases como: “fíjate en tu brazo derecho y nota cómo sientes un calor agradable” “siente como tu brazo pesa mucho, como si fuera de hierro” “estas relajado y tranquilo”.
Si el niño está receptivo podemos utilizar la metáfora del globo, indicando que a medida que se infla el aire va entrando en su cuerpo y lo va inflando hasta estar completamente lleno. Y luego, poco a poco, se va desinflando.
- Otros ejercicios de tensión-distensión pueden ser: “Imagina que tienes una naranja en la mano y quieres hacer un buen zumo, pero no tienes exprimidor. Trata de exprimirla con la mano, apretándola con todas tus fuerzas». «Bien. El zumo está hecho, ahora relaja la mano y vamos a probar con la otra»”.
Con estos ejercicios permitimos que los niños reconozcan las sensaciones de tensión y de distensión de su cuerpo. Para que así pueda utilizar estas técnicas que lo ayuden a calmarse y relajarse mental y físicamente.
Algunos puntos finales.
Si el niño está muy nervioso, no empieces directamente con las técnicas de relajación. Haz un paso intermedio que puede ser, darle un masaje con un rodillo de masajes o sacudirle las piernas y los brazos para inducir la relajación muscular.
Es importante que tu tono de voz, tus movimientos y tu comunicación no verbal sean también relajadas, hablar con suavidad y sin provocar sobresaltos.
Estas sesiones deben ser cortas ya que suelen dispersarse con facilidad. Si ves que en medio del ejercicio el niño se desconcentra, intenta cambiar el ejercicio. Si no se soluciona es que no es el momento adecuado. La relajación, al igual que en los adultos no se aprende de un día para otro, es importante tener paciencia y escuchar al niño para que se vaya habituando.
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